jueves, 4 de febrero de 2016

LA IMPORTANCIA DE SER PADRES FELICES.

Algunos padres piden ayuda a un terapeuta cuando ya tienen problemas muy evidentes con sus hijos. Estos problemas suelen fraguarse a lo largo de los años, pero es posible que no dieran importancia a las señales que se producían. Algunos padres no tienen fe en lo que un terapeuta les pueda decir. Son escépticos respecto a las pautas educativas que tengan que ver con la Psicología. Y ante los problemas evidentes es posible que busquen una “fórmula mágica” externa a ellos mismos, para resolverlos rápidamente.

Por otro lado, la educación no se puede delegar y no se puede esperar de profesores, cuidadores, etc…que hagan un trabajo que corresponde a los padres. Pues estos son modelo y referente esencial para los niños. Los cambios en resultados indeseables, como por ejemplo, timidez excesiva, agresividad, sumisión, bullying, depresión, fracaso escolar, etc…no sobrevienen sin que los padres realicen cambios reales en la dinámica familiar. Y en algunos casos, se requiere de cambios profundos. Sin embargo, no todos los padres están dispuestos a hacer renuncias o a cambiar su estilo de vida si fuera necesario. Un motivo puede ser simplemente no querer, o verlo como un reto demasiado complejo, viéndose incapaces de llevarlo a cabo. No querer ver la realidad y minimizar los problemas, engañarse y justificarse es algo a lo que se recurre en estos casos. Además, puede que los sentimientos de culpa se hagan insoportables y también les lleven a negar la realidad.

Sobre crianza hay buena información circulando por la red y también hay grupos de ayuda, buenos profesionales, etc…Pero no todos los padres le ponen atención. Me decía una Pedagoga, que al final “los padres que menos lo necesitan” son los que se interesan, leen, se informan al respecto y los que van a sus charlas. Se implican y participan activamente en la crianza de los niños, abren su mente a diversas cuestiones, aplican su criterio, debaten, etc…para que esta crianza sea la que potencie a los niños. Para que, en definitiva, crezcan alegres y se conviertan en adultos maduros, sanos y felices.


Hay algo de vital importancia que quiero destacar al respecto de la crianza y que es clave. Me refiero a ser ejemplo para los hijos. La educación se realiza a través del ejemplo. Por tanto, la clave está en mejorarse uno mismo en su crecimiento personal, mejorar la propia vida y ser felizÉsta es la mejor garantía para transmitirles una educación sana. Para educar hay que ser. Educar no es adoctrinar. Educar no es inculcar datos, sino la pasión por descubrirlos. ¿Qué quieres que aprenda?, ¿el victimismo, la queja, la agresividad, la falta de control sobre las propias emociones, la apatía, los complejos, los miedos, la ansiedad…o por el contrario la ilusión, la alegría, la pasión, el sentido del humor, la confianza, aceptar y aceptarse, la amistad, relacionarse satisfactoriamente, el cariño por uno mismo, la capacidad de disfrutar, ser feliz, etc…? ¿Qué valores le quieres transmitir?. Serán los que debas desarrollar en ti mismo. La mejor manera es que el niño observe estas cualidades en sus padres. No vale contarlo. Ninguna inversión es mejor que la que hacemos en nosotros mismos para crecer como personas. Para desarrollarnos en nuestra mejor versión y sentirnos realizados y por tanto, ser día a día más felices. Ver Cursos para el Desarrollo Personal


En educación, la dedicación, la paciencia y la constancia son elementos básicos a la hora de aplicar cambios en el funcionamiento del sistema familiar. Y son cualidades que debemos desarrollar en nosotros mismos. Pero no es necesario que los padres se sometan a una férrea disciplina militar, para ser “buenos padres”. O mejor dicho, no es necesario que lo vean así, pues conseguiríamos el efecto contrario. Lo primero es disfrutar la crianza. Tomarlo como algo lúdico y disfrutable, que sin duda lo es. Es cierto, que habrá veces que nos cueste, y habrá que cumplir con tareas que no nos apetecen, pero tengamos la palabra “disfrute” constantemente en la cabeza como palabra clave. Porque incluso esos momentos en los que no nos apetece, en los que se pone a prueba nuestra paciencia y en definitiva nuestros límites, son momentos de crecimiento y objeto de toma de conciencia de nosotros mismos, de conocernos más, de aceptación, comprensión y por todo ello, de superación. Son pasos hacia una vida más plena y feliz. Abramos los ojos al privilegio de ser observadores en primera persona del milagro del crecimiento, del descubrimiento que hace un niño de su entorno. De su inocencia e ilusión para descubrir, descubrirse y despertar. Y que el aprendizaje sea mutuo, gracias al máximo respeto por él y su forma de estar en el mundo a medida que lo descubre.

Es importante la utilización de toda la variedad de recursos que estén a nuestro alcance para crecer como seres humanos. A cada cual le irán bien unos u otros dependiendo de nuestra historia de vida y de nuestra circunstancia. El ser humano tiene una enorme capacidad de aprendizaje y adaptación. Una gran capacidad de mejora y de desarrollo de su potencial. Por eso, es urgente que tomemos cartas en el asunto de nuestro crecimiento personal. Es nuestra responsabilidad y cuanto antes empecemos a trabajar para ello, antes comenzaremos el camino hacia nuestra mayor felicidad y la felicidad de los que dependen de nosotros y de los cuales somos ejemplo. Ver servicios de Vital Desarrollo Humano


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